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Capablanca vs. Bobby Fisher y el ajedrez pol铆tico Cuba-USA* Carlos Cia帽o Zanetti**
La distancia en el tiempo no lo permiti贸, pero una serie de partidas entre el gran maestro cubano y el genial jugador norteamericano hubiese acaparado la atenci贸n mundial y seguramente pasado a la historia como uno de los grandes acontecimientos del mundo de los trebejos.
En t茅rminos pol铆ticos algo similar est谩 ocurriendo entre Estados Unidos y Cuba desde el 17 de diciembre del pasado a帽o cuando los primeros, jugando con las blancas, iniciaron el cotejo con unas muy interesantes y complejas apertura y primeras movidas. El norteamericano se destaca por un juego muy agresivo y su fuerte es el ataque. El cubano es considerado uno de los mejores del mundo en defensa, y tambi茅n es bueno aprovechando las debilidades del contrario y embistiendo oportunamente con el vigor requerido. Las primeras movidas adelantan que ser谩 una partida larga y compleja. Algunos ya piensan en la posibilidad de unas tablas, pero el juego s贸lo ha comenzado. El mundo observa con inter茅s.
El 17 de diciembre pasado, casi a la misma hora, los presidentes de Cuba, Ra煤l Castro, y de los Estados Unidos de Am茅rica, Barack Obama, sorprendieron al mundo al anunciar que tras m谩s de cincuenta a帽os de hostilidades ambos pa铆ses se aprestaban a iniciar una nueva etapa de negociaciones con el fin de normalizar sus relaciones. Las dos partes se proponen un primer paso que plantea restablecer relaciones diplom谩ticas a nivel de embajada en un plazo breve y otro posterior, a mediano o largo plazo, para discutir las diferencias y normalizar sus relaciones. Los Estados Unidos han mostrado mucho inter茅s en resolver este primer asunto antes de la Cumbre de las Am茅ricas a celebrarse en Panam谩 en abril de este a帽o.
Durante muchos a帽os Cuba expres贸 en varias ocasiones su inter茅s por resolver sus diferencias con Estados Unidos sobre bases de igualdad, respeto mutuo y no injerencia en los asuntos internos. En los Estados Unidos m煤ltiples voces abogaban desde hace a帽os por un cambio de pol铆tica hacia Cuba. Algunas de esas voces, fundamentadas en razones de justicia y moral, argumentaban que esa pol铆tica ha sido inhumana, cruel y desfasada. Otras voces admit铆an que la pol铆tica de hostilidad y agresiones para doblegar la Revoluci贸n Cubana hab铆a sido un fracaso, no hab铆a logrado sus objetivos, y se impon铆a buscar nuevas v铆as y acudir a diferentes medios y m茅todos para lograrlo. Sin embargo, por diversas razones, ese cambio no se hab铆a intentado hasta ahora, cuando una serie de coyunturas que tienen que ver con cambios significativos en la pol铆tica dom茅stica cubana, demandas y exigencias internacionales, un contexto regional diferente que en su totalidad favorece la plena integraci贸n de Cuba, y condiciones propicias en la situaci贸n interna norteamericana, lo permitieron.
Las palabras de Obama cuando anunci贸 el cambio de pol铆tica y sus primeras acciones dejan bien claros sus objetivos. El presidente estadounidense expres贸 en su declaraci贸n: "Pondremos fin a un enfoque anticuado que durante d茅cadas no ha podido promover nuestros intereses". Pero tambi茅n en otro momento de su intervenci贸n se帽al贸: "鈥ratar de empujar a Cuba hacia un colapso no favorece los intereses del pueblo estadounidense ni del pueblo cubano. E incluso si eso funcionara鈥攜 no lo ha hecho durante 50 a帽os鈥攕abemos, por amargas experiencias, que es mucho m谩s probable que los pa铆ses disfruten de las transformaciones que son duraderas si sus pueblos no est谩n sometidos al caos."
Quedaba claro, pues, que los objetivos de doblegar a la Revoluci贸n y de convertir a Cuba en un pa铆s capitalista, regido por las concepciones relativas a la democracia y los derechos humanos que ellos proclaman y con una pol铆tica exterior af铆n con la estadounidense, se manten铆an, pero no como hasta ahora hab铆a sido, a trav茅s de pol铆ticas hostiles y agresiones de todo tipo, sobre todo el bloqueo econ贸mico, comercial y financiero, propias del "poder duro" y de la pasada etapa de guerra fr铆a. Ahora la aproximaci贸n ser铆a a largo plazo, evitando colapsos y situaciones de crisis que a nadie beneficiar铆an, mediante t谩cticas de penetraci贸n e influencia en la sociedad cubana, procurando una transformaci贸n paulatina y gradual a trav茅s del "poder suave", en el que los aspectos ideol贸gicos, culturales, las modernas t茅cnicas de las telecomunicaciones y el est铆mulo econ贸mico lograr铆an lo que no pudieron la hostilidad y el bloqueo.
Resulta interesante, pues, ver y analizar las medidas que planteaba Obama para comenzar a desarrollar su nueva pol铆tica:
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Ordenaba que el Departamento de Estado revisase la inclusi贸n de Cuba en la lista de pa铆ses patrocinadores del terrorismo. L贸gicamente, adem谩s de lo injusto e infundado de tener a Cuba en tan arbitrario listado, para Estados Unidos resulta imprescindible sacar a Cuba de ah铆, pues no se justificar铆a que se decidiese restablecer relaciones diplom谩ticas con un pa铆s que apoya el terrorismo.
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Se comenzar铆an a dar pasos concretos para incrementar los viajes, el comercio y el flujo de informaci贸n hacia y desde Cuba. Para la consecuci贸n de tales objetivos se aumentar铆a el flujo de estadounidenses que viajan a la Isla, a la vez que se les facilitar铆a la autorizaci贸n para utilizar en Cuba sus tarjetas de d茅bito y cr茅dito.
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Adem谩s se incrementaba las cantidades de dinero a enviar a Cuba, "鈥liminando los l铆mites de las remesas que apoyan los proyectos humanitarios al pueblo cubano y al emergente sector privado". 路Se facilitar铆an las transacciones entre los dos pa铆ses, permitiendo a las instituciones financieras estadounidenses abrir cuentas en las instituciones financieras cubanas.
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Tambi茅n se autorizaba el incremento de las conexiones de telecomunicaciones entre los dos pa铆ses, as铆 como a las empresas estadounidenses vender a los cubanos productos que les permitiesen comunicarse con los Estados Unidos y otros pa铆ses.
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Se帽alaba tambi茅n el presidente estadounidense que se promover铆an acuerdos en asuntos de inter茅s mutuo como la salud, la migraci贸n, la lucha contra el terrorismo, el narcotr谩fico y la respuesta a situaciones de desastre. De hecho, este tipo de conversaciones y acuerdos se han venido desarrollando desde hace tiempo e incluso contemplan otros aspectos que al menos han sido ya identificados, como son el correo postal, la seguridad a茅rea, la protecci贸n de los fondos y recursos marinos, entre otros.
En su larga intervenci贸n, Obama hizo referencia en diferentes momentos a lo que considera falta de libertad de los cubanos, la persecuci贸n pol铆tica en Cuba, las innecesarias restricciones a las actividades sociales, pol铆ticas y econ贸micas, y a que los cubanos puedan tener la libertad de crear sus sindicatos y participar en los procesos pol铆ticos.
Si bien el presidente Obama ha echado mano a sus facultades ejecutivas para tomar una serie de medidas que constituyen un buen comienzo de una etapa diferente en las relaciones con Cuba, es necesario no perder de vista que estas van encaminadas esencialmente a ejecutar su pol铆tica de penetraci贸n de la sociedad cubana. Viajes de norteamericanos que le permitir谩n desarrollar su pol铆tica de diplomacia de persona a persona;la venta de equipos de telecomunicaciones que facilite a los cubanos el incremento de sus conexiones con Estados Unidos y el resto del mundo de manera de aumentar el flujo informativo y el acceso a diversas expresiones culturales con prop贸sitos de influenciar en la ideolog铆a del cubano; permitir el env铆o sin limites de remesas con el objetivo de lograr inversiones en negocios particulares y, con ello, el aumento del peso de este sector en la esfera econ贸mica, social y eventualmente pol铆tica. Incluso se plantea permitir las compras de productos y servicios al sector privado cubano, algo no autorizado en el caso del sector estatal.
Es necesario destacar que como presidente Obama tiene facultades, que a煤n no ha utilizado, para flexibilizar m谩s la esfera comercial y los viajes;incluso en cuestiones claves como algunas relacionadas con el comercio con terceros pa铆ses, la persecuci贸n a entidades bancarias que hayan efectuado transacciones financieras con Cuba y las prohibiciones sobre la comercializaci贸n de maquinarias o equipos que contengan determinadas cantidades de materia prima de origen cubano, entre otros. Todos los anteriores son aspectos de mucho m谩s peso para la econom铆a cubana que, por tanto, brindar铆an mayores beneficios a la poblaci贸n en general;estas actividades, sin embargo, se encuentran en el terreno de las actividades estatales, cuyo peso y radio de acci贸n no interesa al gobierno estadounidense potenciar.
Las medidas tomadas por la Administraci贸n Obama, independientemente de los objetivos estrat茅gicos que se proponen, son muy importantes para Cuba y deben resultar de gran beneficio para el pa铆s. Estas medidas pueden y deben continuar en la medida en que se introduzcan nuevas flexibilizaciones y otras acciones que eventualmente tome 茅sta u otra futura administraci贸n. El mayor o menor provecho que tengan para Cuba estar谩 en buena medida determinado por la forma inteligente y audaz, pero tambi茅n cuidadosa y protectora, con que el gobierno cubano las vaya asimilando. El crecimiento del sector privado es importante para Cuba, que recientemente se ha visto en la necesidad de reducir la cantidad de trabajadores del sector estatal y que no tiene otra alternativa que procurar su incorporaci贸n a la actividad privada.
El crecimiento econ贸mico de este sector no debe crear temores; al contrario, debe alegrarnos, pues adem谩s de beneficiar a un sector creciente de la sociedad, una buena parte de dicho beneficio redundar谩 en fuentes de empleo para otras personas y mayores ingresos indirectos para el estado, que se revertir谩n en el resto de la poblaci贸n a trav茅s de las gratuidades y otros servicios que el estado le brinda, al tiempo que cuida de no potenciar las diferencias socio-econ贸micas entre ambos sectores m谩s all谩 de lo imprescindible. El acceso a Internet y otras tecnolog铆as de las comunicaciones resulta imprescindible para la modernizaci贸n y desarrollo del pa铆s. El aumento del flujo de viajeros norteamericanos ser谩 una fuente fundamental de ingresos econ贸micos.
La cuesti贸n esencial de levantar completamente el bloqueo econ贸mico, comercial y financiero, queda en manos del Congreso, que la convirti贸 en ley cuando aprob贸 la Helms-Burton, que Bill Clinton ratific贸 en 1996. Obama ya solicit贸 al Congreso levantar el bloqueo. Inmediatamente, algunos senadores de ambos partidos presentaron dos proyectos de ley;uno para permitir los viajes de todos los norteamericanos a Cuba y otro para levantar el bloqueo. Algunos congresistas estiman que pueden lograr la mayor铆a de votos necesarios en ambos casos. En principio parece m谩s factible que sea aprobado el primero en el Senado, ya que la situaci贸n en la C谩mara de Representantes se ve m谩s compleja. No obstante, dichos proyectos a煤n no han sido presentados por los l铆deres correspondientes para su discusi贸n. Dada la composici贸n actual del Congreso y la fuerza de los sectores m谩s conservadores, principalmente en la C谩mara de Representantes, el panorama se presenta bastante complicado y las perspectivas de aprobarse algo distantes.
Algunos sectores econ贸micos y sociales han comenzado a presionar a los congresistas para lograr el levantamiento del bloqueo, principalmente poderosos grupos empresariales, representantes de la esfera agr铆cola y otras, interesados en vender sus productos en el mercado cubano y tambi茅n en comprar ciertos art铆culos. Esta labor de "lobby" es sumamente importante para la consecuci贸n de tales fines. Cuba debe identificar a los senadores y congresistas de los estados y distritos que representan a estos grupos, para en la medida de sus posibilidades alentar dicha actividad.
Muchas de las propuestas actuales relacionadas con la penetraci贸n de la sociedad civil cubana para procurar un cambio de sistema desde adentro no son nuevas. Desde la d茅cada de los 70 varios acad茅micos norteamericanos abogaban por esta v铆a. Incluso en la American Enterprise Institute for Public Policy Research, Roger Fontaine, autor a帽os despu茅s de la propuesta conservadora de pol铆tica hacia Am茅rica Latina recogida en el Documento de Sante Fe, en su libro On Negotiating with Cuba, abogaba por la negociaci贸n como v铆a para revertir el proceso revolucionario en la Isla. Este tipo de propuesta perdi贸 fuerza en los 80 como resultado del aumento de las tensiones con el campo socialista. Al desaparecer la URSS y con el prop贸sito de acelerar el fin del socialismo en Cuba, en 1992 se aprob贸 la Ley Torricelli que en su Carril II contemplaba una serie de propuestas sobre viajes, env铆os de remesas y otras v铆as de acceder a la sociedad civil cubana, muchas de las cuales fueron puestas en pr谩ctica durante las administraciones de Bill Clinton y luego revertidas por el gobierno ultraconservador de George W. Bush.
La diferencia esencial entre aquellas propuestas y la actual de Obama es precisamente la solicitud del actual presidente de levantar el bloqueo, ya que las anteriores planteaban mantenerlo, e incluso reforzarlo, para utilizarlo como instrumento de presi贸n contra el gobierno y pueblo de Cuba para lograr acelerar su ca铆da al someterlos al hambre.
Por 煤ltimo, es importante se帽alar la fragilidad del proceso de normalizaci贸n de relaciones que Cuba y los Estados Unidos han emprendido. Aunque llama la atenci贸n la receptividad, aparente comprensi贸n y buena disposici贸n que ambas partes han mostrado hacia la otra hasta ahora, cincuenta a帽os de hostilidad y desconfianza no se borran en un instante, y si no se act煤a con mucha inteligencia y sumo cuidado, cualquier incidente o situaci贸n cr铆tica, ya sea en la esfera estrictamente bilateral o en la arena internacional, puede dar al traste con el proceso y hundirlo por buen tiempo en el olvido.
Asimismo, resulta de gran importancia tratar de consolidar el proceso y avanzar lo m谩s posible en estos dos a帽os de Administraci贸n Obama para procurar hacerlo dif铆cil de revertir en caso de que los dem贸cratas pierdan las elecciones presidenciales en el 2016. A煤n faltan 20 meses para dichas elecciones y es muy arriesgado hacer pron贸sticos a tan largo plazo en un tema tan susceptible de cambios, pero como se ven las cosas hoy, parece que Clinton o cualquier otro candidato dem贸crata continuar铆a desarrollando este proceso de negociaciones con Cuba. Sin embargo, de ganar alguno de los hasta ahora considerados como posibles candidatos republicanos, con excepci贸n de Rand Paul, el proceso podr铆a frenarse, detenerse o incluso revertirse, en dependencia de quien resulte finalmente nominado por dicho partido.
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*Carlos F. Cia帽o Zanetti currently works at the Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) in Cuba, and is a researcher specializing in the United States at the Centro de Investigaciones sobre Pol铆tica Internacional (CIPI). Previously, he was Director of Foreign Policy at the Universidad de la Habana's Centro de Estudios sobre Estados Unidos (CESEU), and an accredited Cuban diplomat to the United Nations.
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**Nota: Este art铆culo es m谩s amplio y abarcador, pero se redujo exclusivamente para ajustarlo a los requerimientos del simposio que preparan los profesores Eric Hershberg y William LeoGrande.
By the Center for Latin American & Latino Studies and the Social Science Research Council